Acabo de colgar en mi blog personal (http://antoniopc.blogspot.com/) una entrada sobre la elección del flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Pero como además creo que todos los amantes del flamenco la comparten en su práctica totalidad, me atrevo a colgarla íntegramente en este blog, sabedor de que todos los socios de la peña se adhieren a la misma. Me arriesgo a hacer de portavoz, como hago con los reportajes de las actuaciones, esperando sea de vuestro agrado.
El texto y el video colgado es el que sigue:--------------------------------------------------------------
Hoy es un día grande para el flamenco; y Andalucía, de forma especial, celebra en estos momentos que el flamenco haya sido elegido Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, a la par que los Castells y el Canto de la Sibila, otras dos representaciones de la cultura y el arte popular de Cataluña y la expresión religiosa de las Islas Baleares respectivamente, a los que también nos unimos en un gozo solidario.
Los amantes y admiradores del flamenco nos sentimos orgullosos y satisfechos de este reconocimiento. El flamenco es el canto rasgado y hondo de un pueblo que expresa profundos sentimientos en todas las variables emocionales, alegría, pena, dolor, amor, grito, reivindicación, reto, injusticia… Surge, pues, de la necesidad imperiosa de expresar un sentimiento contenido en un pueblo marginado y reprimido por el orden dictatorial de una Andalucía latifundista, al que le era vedada la cultura y el desarrollo desde la sumisión de su gente. Un encuentro entre el mundo libre del errante gitano y el campesinado sometido, un grito desgarrador que, surgiendo de las entrañas, lanza a los cuatro vientos el sentimiento de ese pueblo en todas sus vertientes. Unas veces al amparo de la barra de una cantina, con el vino como estimulante del valor reprimido, otras desde el grupo, sus fiestas y encuentros, y las muchas desde la soledad del campo, del tajo en la faena y el rudo trabajo. Son muchos los palos del cante, muchas las formas de expresión que hacen aflorar esos sentimientos de forma magistral. El flamenco conlleva un fenómeno sociológico de primera magnitud que se conjuga en el pueblo andaluz y que irradia hacia el resto de España y del mundo.
El flamenco hay que escucharlo con respeto, bebiendo cada palabra, cada verso, tono y toque de guitarra, pues en su conjunción se eleva la esencia del sentir de ese pueblo que lo parió para poder expresar, desde su rudeza, los sentires del alma de su gente, de su profunda filosofía de la vida. El verso, la voz, la guitarra, el baile… todo es armonía para elevar esa expresión a cotas de arte popular, de fusión artística entre la poesía, el cante, la música y la danza.
Por eso, hoy, como admirador y seguidor del flamenco, siento especial satisfacción. Estoy seguro que mi peña flamenca, el próximo sábado, en la conferencia programada sobre el flamenco, sentirá el placer y el orgullo de ese reconocimiento.
Quiero aportar a este homenaje al flamenco unos versos de mi amiga y poeta Encarna Lara, que en su libro Raíz Flamenca, prologado por D. Alfredo Arrebola, Director del Aula de Flamencología de la Universidad de Málaga, y presentado recientemente en mi Peña Flamenca, versa unas peteneras de amor rasgado por la ausencia:
Los amantes y admiradores del flamenco nos sentimos orgullosos y satisfechos de este reconocimiento. El flamenco es el canto rasgado y hondo de un pueblo que expresa profundos sentimientos en todas las variables emocionales, alegría, pena, dolor, amor, grito, reivindicación, reto, injusticia… Surge, pues, de la necesidad imperiosa de expresar un sentimiento contenido en un pueblo marginado y reprimido por el orden dictatorial de una Andalucía latifundista, al que le era vedada la cultura y el desarrollo desde la sumisión de su gente. Un encuentro entre el mundo libre del errante gitano y el campesinado sometido, un grito desgarrador que, surgiendo de las entrañas, lanza a los cuatro vientos el sentimiento de ese pueblo en todas sus vertientes. Unas veces al amparo de la barra de una cantina, con el vino como estimulante del valor reprimido, otras desde el grupo, sus fiestas y encuentros, y las muchas desde la soledad del campo, del tajo en la faena y el rudo trabajo. Son muchos los palos del cante, muchas las formas de expresión que hacen aflorar esos sentimientos de forma magistral. El flamenco conlleva un fenómeno sociológico de primera magnitud que se conjuga en el pueblo andaluz y que irradia hacia el resto de España y del mundo.
El flamenco hay que escucharlo con respeto, bebiendo cada palabra, cada verso, tono y toque de guitarra, pues en su conjunción se eleva la esencia del sentir de ese pueblo que lo parió para poder expresar, desde su rudeza, los sentires del alma de su gente, de su profunda filosofía de la vida. El verso, la voz, la guitarra, el baile… todo es armonía para elevar esa expresión a cotas de arte popular, de fusión artística entre la poesía, el cante, la música y la danza.
Por eso, hoy, como admirador y seguidor del flamenco, siento especial satisfacción. Estoy seguro que mi peña flamenca, el próximo sábado, en la conferencia programada sobre el flamenco, sentirá el placer y el orgullo de ese reconocimiento.
Quiero aportar a este homenaje al flamenco unos versos de mi amiga y poeta Encarna Lara, que en su libro Raíz Flamenca, prologado por D. Alfredo Arrebola, Director del Aula de Flamencología de la Universidad de Málaga, y presentado recientemente en mi Peña Flamenca, versa unas peteneras de amor rasgado por la ausencia:
PETENERAS
Por la ausencia de tu voz
la muerte me está llegando
y por esa misma ausencia
en la muerte estoy vagando.
Solo pretendo olvidarte
y en ello pongo mi empeño
pero al mirarte a los ojos
olvido lo que pretendo
……………..
Dime viento si en mí piensa
cuando en él estoy pensando,
pero no le digas nunca
que por él estoy llorando.
……………..
Cuando subo hasta tu calle
siempre miro a tu ventana,
por si estuvieras en ella
y tus ojos me miraran.
Sara Baras, con esta Soleá por Bulerías, da el toque al baile que festeja el evento.
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